El Triatlón es la suma de tres deportes de resistencia: natación, ciclismo y carrera a pie. La resistencia la entendemos como la capacidad de poder superar cargas de forma prolongada, sin bajar el rendimiento. Por lo tanto, el desarrollo  de la resistencia es la piedra angular sobre la que gira la preparación específica del triatleta.

No existe un solo camino para mejorar esta cualidad fundamental, y la variedad de los métodos disponibles a nuestro alcance para poder contribuir al desarrollo de la resistencia no sólo suponen estímulos diferentes que facilitan la supercompensación, y por lo tanto la adaptación del organismo, sino también hacen más ameno el entrenamiento, inciden sobre todos los subtipos de resistencia y  mantienen nuestra motivación por seguir mejorando.


El concepto de resistencia, en general, es un tanto ambiguo, y existen casi tantas definiciones como autores que han propuesto su conceptualización. También es un concepto íntimamente relacionado con la fatiga, de tal forma que Grosser (1989) la conceptualiza como la “capacidad física y psíquica de soportar la fatiga frente a esfuerzos largos y/o la capacidad de recuperación rápida después del esfuerzo”. Esta definición no sólo engloba dos conceptos capitales: esfuerzo largo y recuperación rápida, sino que marca, en términos metodológicos, el camino para su entrenamiento y desarrollo que, necesariamente, debería incluir la mejora de la tolerancia a la fatiga durante esfuerzos prolongados y la mejora de nuestra capacidad de recuperación ante los mismos.

En este artículo incluiremos diversos métodos de entrenamiento y desarrollo de la resistencia, en sus diferentes tipos o variantes, basándonos en la clasificación que ofreció Zintl en el año 1991. Todos ellos conviven y se adaptan al deportista, en función de su nivel, grado de preparación y objetivos específicos, aunque no constituyen “recetas mágicas” sino piezas fundamentales en un puzzle que debe ser guiado por una planificación deportiva previa.

Fuente:  Triatlon Web.